Revolución Futbolera

Domingo, 11 de julio de 2010,

España campeona del Mundial.

La gente se echa a la calle para celebrar el título.

Imágenes de hordas de cientos de miles de personas corriendo, gritando y agitando la misma bandera que nos corrompe y nos constriñe. Años de represión y de control mediático sin oir una simple queja, y por que once millonarios marquen cuatro goles, España se moviliza y se paraliza como no lo ha hecho en su historia en ninguna manifestación. Y yo me pregunto, por qué no hemos usado esas fuerzas en hacer una revolución que hubiese destronado a esos asquerosos poderosos que nos controlan y nos mienten.
Me gustaría ver cómo defienden el día 29 de septiembre sus derechos en la huelga General. Por qué no tomamos las calles de todos los pueblos y ciudades con nuestras banderas auténticas, con la bandera de la revolución y en contra de los cuatro patanes y sinvergüenzas que nos controlan, pasando de sindicatos, de mentiras y de ideologías, únicamente luchando por unos derechos que un día tuvimos y que poco a poco nos han ido expoliando sin que nos demos cuenta.

La ingenieria social, esa rama de la política que se esfuerza en controlar el pensamiento de los ciudadanos ha triunfado. Esta manifestación de Españolismo, en la que además se han dejado ver sin complejos los ultra defensores del sistema anterior, es la máxima representación de cómo en sólo 4 años se puede movilizar a toda la población de un país y cambiar de una postura, que si no anti españolista, cuanto menos poco receptiva con las ideas de nación española y España. La explosión de banderas que se siguen viendo, incluso finalizado el mundial, no se veía desde que murió el dictador.  Un gran ejemplo de cómo triunfa la ingenieria social es ver cómo los estadounidenses cuelgan sus banderas hondeando en sus balcones y terrazas, y cómo apoyan guerras contra países que no saben ni donde están, ni por supuesto qué han hecho para justificar la invasión armada en su territorio.

La ingenieria social triunfa, y se ha dejado notar en nuestro país. El mismo día que empezó el mundial se implantó el sistema de medidas para «favorecer» el empleo. La huelga general, financiada por el gobierno, para que nos creamos que es una huelga verdadera, se ha trasladado a septiembre, no vaya a ser que le estropee las vacaciones a los guiris.  Todo esto me recuerda demasiado al circo romano.
Sin embargo, vuelvo a lo mismo, por que no nos echamos a la calle a reclamar nuestros derechos, a reclamar un sistema justo, igualitario y sobre todo para todos. Por qué no nos echamos a la calle para que juzguen, sin piedad a todos los banqueros, políticos, empresarios y demás gentuza que nos ha traído hasta este punto. Debemos dejar de mentirnos. No debemos dejar que nos sigan contando el cuento de siempre, dejad de tragarnos sus mentiras y no fomenteis su juego. Este es mi consejo.

Yo también disfruté con el mundial, lo que no me hizo tanta gracia fue ver vuestras banderas, herencia del franquismo, por todos lados. No me hizo gracia comprender que la gente se había olvidado de todo durante el mes del mundial. Durante los mundiales no se muere gente de hambre, no te siguen robando los bancos y engañándote los políticos. No siguen dictando despidos a diestro y siniestro y sin control ni problemas para hacerlo. No os dais cuenta de cómo os la están jugando. Y si os dais cuenta, os da igual?

Gracias Iniesta por asentar su sistema en nuestro país.

Por cierto, para el próximo mundial, cuando todos tengais vuestras banderitas amarillas (que no gualda) y roja en vuestros balcones, recordad que llevamos varios años y varios miles de muertos civiles en una guerra que se permitió por que la gente estaba distraída en otras cosas.

Cuando veáis hondear de nuevo vuestra bandera, plantearos cuál es el uso que se le da a esta! Recordad que al igual que los futbolistas marcan goles con nuestra camiseta, nuestros soldados matan con nuestra bandera.

Y no olvideis, que si queremos, podemos. Podemos quedarnos callados. O Podemos reaccionar de una puta vez y salir a la calle a reivindicar la que de verdad es nuestro.

Yo no me siento español, español, español. Lo siento.